viernes, 31 de diciembre de 2010

¿Héroe o idiota?

Los italianos son los mejores haciendo baladas. No son pocos los cantantes en México que deben sus carreras al talento creativo de los italianos. Pregunten a Emmanuel quien consolidó su carrera con base en canciones de Lucio Dalla, o a Lupita D'Alessio que surgió al estrellato con canciones de Nicola di Bari. Bueno, esto me vino a la mente porque estaba escuchando a Vasco Rossi, Siamo solo noi, y a Stadio con Grande figlio di puttana, pero yo no quería hablar de música sino de cosas peores.
Hace unos días cené con un buen amigo. Él, como yo, nació y creció en Puebla y actualmente vive en la ciudad de México. "Me encanta la ciudad", fueron sus palabras. Me explicó que va de su casa a su oficina en bicicleta y hace sólo cuatro minutos en ese trayecto. Me presumió que va a casa a comer, con sus hijos y su esposa, privilegio de muy pocos en la ciudad. Se mostró emocionado por todas las actividades que son posibles en una ciudad tan grande.
Me quedé pensando que ahí está mi problema. Que yo sigo peleando con la ciudad, que la sigo considerando mi enemigo y que pienso que, en cuanto tenga una oportunidad, esta ciudad intentará matarme. Sigo creyendo que es cierto lo que dice Guillermo Fadanelli de esta ciudad, que sólo puede ser habitada por héroes o idiotas. Me mantengo a la defensiva de sus inundaciones, de su contaminación, de sus terremotos y de la actitud gandalla de un alto porcentaje de sus habitantes. "Te conozco gandallita, te conozco" dice Guillermo Ochoa en uno de sus textos. Yo también los conozco y los reconozco, intentan arrebatar lo que no les pertenece a la menor distracción del provinciano que se cruza por su camino.
Te felicito mi amigo por haber encontrado la felicidad en esta ciudad. Yo seguiré cuidándome las espaldas cuando camine por las calles de esta gran puta de concreto y asfalto. Mantendré la puerta de mi departamento bien cerrada, sin abrirle a nadie, absolutamente a nadie. Y un día de estos compraré un rifle.

domingo, 19 de diciembre de 2010

Aislado al estilo japonés

Probaré por unos pocos días convertirme en un hikikomori. Enrique Vila-Matas me enseñó, a través de sus libros, que esta palabra japonesa que significa literalmente aislado, se usa actualmente en Japón para designar a cierto tipo de jóvenes que cada día son más comunes. Se trata de jóvenes que viven de noche ante la computadora; vamos, autistas cibernéticos. Estos autistas son tan jóvenes que normalmente todavía viven en casa de sus padres. En el día apenas duermen, apenas comen un poco, casi nunca abandonan su recámara. Todo lo que hacen con la luz del día es reunir un poco fuerza que le permita enfrentar una nueva jornada nocturna de más de doce horas ante el ordenador.
En mi caso, aprovechando que cada día hay más gente a mi alrededor que me considera casi un autista, probaré la modalidad de autista cibernético. "¡No ves que intento ser un hikikomori!" será mi respuesta ante preguntas inoportunas como: "porque no vienes a la mesa, que te he llamado ya tres veces", "es que no piensas dormir", "estás más raro que de costumbre". Dejaré por ahí a la mano la novela Dublinesca, de Vila-Matas, a ver si se les ocurre leerla y me dejan en paz con tanta pregunta. Que estoy en plan hikikomori, joder.

sábado, 18 de diciembre de 2010

Blue Monk

Mientras escribo estas líneas suena como fondo musical la pieza Blue Monk, composición de ese genio del jazz que fue Thelonious Monk. Creo que si tuviera otro hijo varón le pondría así en su honor; Thelonious. Es curioso, pero este golpeteo errático de mi teclado es similar al estilo con el que Thelonious hace sonar el suyo. Incluso, la forma en que muevo con ansiedad la pierna puede compararse con el obsesivo movimiento del pie derecho con el que Monk marca el compás de lo que interpreta al piano. Lamentablemente, los resultados son disímbolos. Mientras que el lastimero golpeteo de mi teclado proviene de la falta de entrenamiento formal para la mecanografía, el golpeteo de Monk proviene del dominio del instrumento y las posibilidades casi infinitas que el artista percibe ante sí. El teclado de Monk produce una obra de arte incorruptible al paso del tiempo; el mío sólo agrega líneas mediocres a este blog que se pudre al aburrido compás del tic-tac.

lunes, 13 de diciembre de 2010

Yo protesto

Al igual que escribir, leer es protestar contra las insuficiencias de la vida. Esto dijo Mario Vargas Llosa en su discurso de aceptación del premio Nobel. Esta, la lectura, ha sido una forma de protesta a la que me he sumado incondicionalmente desde hace algunos años. Y es que es cierto don Mario. Yo también busco en la ficción lo que no tengo; porque la vida, tal como es, no me basta para colmar mi sed de absoluto.

jueves, 25 de noviembre de 2010

Posesión del ayer

Tal y como un barco tiene que regresar a puerto para avituallar, este blog tiene que regresar a Jorge Luis Borges para retomar el aliento.

Posesión del ayer
Sé que he perdido tantas cosas que no podría contarlas y que esas perdiciones, ahora, son lo que es mío. Sé que he perdido el amarillo y el negro y pienso en esos imposibles colores como no piensan los que ven. Mi padre ha muerto y está siempre a mi lado. Cuando quiero escandir versos de Swindburne, lo hago, me dicen, con su voz. Sólo el que ha muerto es nuestro, sólo es nuestro lo que perdimos. Illión fue, pero Illión perdura en el hexámetro que la plañe. Israel fue cuando era una antigua nostalgia. Todo poema, con el tiempo, es una elegía. Nuestras son las mujeres que nos dejaron, ya no sujetos a la víspera, que es zozobra, y a las alarmas y terrores de la esperanza. No hay otros paraísos que los paraísos perdidos.

Jorge Luis Borges

viernes, 12 de noviembre de 2010

Alea jacta est (II)

Las aguas del Rubicón están demasiado frías (a diferencia de Julio César, yo no traigo caballo). Además el enemigo ha herido mi rodilla izquierda. Tras evaluar la situación comienzo mi retirada, de regreso a la orilla desde donde partí hace sólo unos días. A lo lejos veo a la jaiba brava gesticular lo que percibo como probables mentadas de madre. Seguiré informando.

lunes, 18 de octubre de 2010

Suicidios ejemplares

Un hombre es muchos hombres. Al menos eso dijo José Enrique Rodó. Si esto es cierto yo también soy Enrique Vila-Matas, o viceversa, y su obra literaria no es sólo de él sino de muchos. Y como yo soy un admirador de la obra de Vila-Matas me considero entre esos muchos. En Suicidios ejemplares el autor describe a Lisboa, la ciudad de la saudade, como una ciudad llena de lugares atractivos para dar el salto al vacío. Con su suave prosa nos lleva de la mano a lo alto de las colinas de este puerto; puntos de observación equipados con bancas para que los melancólicos portugueses pasen horas enteras contemplando el océano en busca de sabe dios qué recuerdos. El autor construye sus personajes a partir de este marco lleno de tristezas ligeras. Y por ello su personaje principal nos dice frases como... En esta ciudad tan alejada de la mía hoy desperté llorando sin saber por qué. Cree que llora porque no puede terminar el cuadro con aquel recuerdo de la infancia que tanto le obsesiona. El recuerdo de la mendiga con pies de bailarina, aquella que frente al teatro se dedicaba a susurrar pequeñas historias. Irónicamente, este personaje que llora porque no puede terminar el cuadro que desentraña el misterio de su vida, se dedica al comercio y nunca ha pintado nada. Se dice a sí mismo que la vida se ha quedado por debajo de sus expectativas y camina por Lisboa y sus sitios altos sintiendo y resistiendo la atracción del salto al vacío. Como Fernando Pessoa, un portugués más con la vista puesta en el Atlántico, quien escribe lleno de nostalgia: “Circunscribo a mí la tragedia que es mía. La sufro, pero la sufro de frente, sin metafísica ni sociología". Como para ponerle música y cantarlo en un fado.

martes, 12 de octubre de 2010

Tiempo fuera

Todavía no logro descubrir si finalmente he sanado ó si se trata de todo lo contrario y algo se ha podrido por completo dentro de mí. El caso es que en las últimas semanas no logro leer ni una hora de corrido cuando siento una necesidad urgente de dejar el libro a un lado. ¿De que se trata este nuevo y extraño achaque? Tengo razones para preocuparme. Hace unos días levanté la mirada y me vi a mí mismo en el espejo. Estaba comiendo alegremente bombones cubiertos de chocolate mientras veía en la televisión la serie Glee. ¿Será que, más rápidamente de lo que yo quisiera, estoy envejeciendo? ¿Será que, después de años de ver mala televisión, estoy embruteciendo? ¿O acaso estoy lentamente emputeciendo? Ya tomé algunas medidas al respecto. He renunciado a Glee y he comprado de inmediato la serie Mad Men. Y nada de bombones. Lo propio es un par de cervezas bien frías. Así lo haría Don Draper, ¿no es cierto? Incluso estoy pensando en empezar a fumar. Mis libros seguirán acumulando polvo, pero al menos habrá que comportarse a la altura y guardar el estilo.

lunes, 23 de agosto de 2010

Desprendimientos

La congoja de los últimos días se presentó bajo el nombre técnico de desprendimiento de retina. No hay que leer mientras se viaja en autobús fue la recomendación implícita, no del médico, sino de la sabiduría popular, que de inmediato emerge en estos casos. Por si acaso, sólo leí unos pocos minutos el Palinuro de México en mi habitual traslado en autobús de fin de semana. Opté por escuchar música la mayor parte del tiempo. No creo que escuchar música en el autobús provoque desprendimiento de tímpano ¿o si? Yo sostengo que sólo existen dos géneros musicales, la buena y la mala, así que escuché un poco de todo en este viaje de casi tres horas. Pero hacia el final del trayecto escuché Gabriel's Oboe, de Ennio Morricone, en la versión con Yo-Yo Ma y su cello mágico y entonces ¡zas! sufrí el desprendimiento de un par de lágrimas. Nada que amerite una visita al médico, afortunadamente.

lunes, 16 de agosto de 2010

Poema del día lunes

Leer a un autor generalmente te lleva a otro. Hoy Fadanelli me llevó con Dámaso Alonso y su poesía. Y como este blog es un jardín de poemas que se difunden, aun sin derecho de autor, hoy quiero compartir el poema Insomnio.

INSOMNIO
Madrid es una ciudad de más de un millón de cadáveres (según las últimas estadísticas).
A veces en la noche yo me revuelvo y me incorporo en este nicho en el que hace 45 años que me pudro,
y paso largas horas oyendo gemir al huracán, o ladrar los perros, o fluir blandamente la luz de la luna.
Y paso largas horas gimiendo como el huracán, ladrando como un perro enfurecido, fluyendo como la leche de la ubre caliente de una gran vaca amarilla.
Y paso largas horas preguntándole a Dios, preguntándole por qué se pudre lentamente mi alma,
por qué se pudren más de un millón de cadáveres en esta ciudad de Madrid,
por qué mil millones de cadáveres se pudren lentamente en el mundo.
Dime, ¿qué huerto quieres abonar con nuestra podredumbre?
¿Temes que se te sequen los grandes rosales del día, las tristes azucenas letales de tus noches?

sábado, 31 de julio de 2010

De religiones y cosas peores

¿Cómo es que un malentendido entre judíos se convierte en la religión de millones de seres humanos sin ningún referente cultural con la cultura judía? Supongo que para eso está la historia, para intentar explicarnos asuntos tan inverosímiles como este. Siempre me pareció una excentricidad que un niño del altiplano mexicano tenga que aprender de memoria las doce tribus de Israel y conocer la descendencia desde Abraham hasta Jesús. Con suerte, este niño rescatará la prédica central del Nazareno "Ama a tu prójimo como a ti mismo". En cambio, no tiene ni puta idea de dónde está situado en el mapa Israel y no logra comprender que una y otra vez se le diga que el pueblo judío es el pueblo elegido de Dios. Que este Dios está dispuesto a hacer llover fuego sobre los enemigos de su pueblo. Lo que este niño del altiplano sabe perfectamente es que él no es judío, que no quiere ver llover fuego sobre su pueblo y que, por tanto, más le vale aprender de memoria estos extraños nombres de gente que vivió hace muchos años en un lugar del planeta que desconoce y que nunca llegará a pisar en toda su triste vida.

viernes, 23 de julio de 2010

El arte de la resurrección

Novelas como El arte de la resurrección de Hernán Rivera Letelier, le sientan bien a mi imaginaria maltrecha salud. Personajes como el Cristo de Elqui, quien igual nos roba una lágrima que una carcajada, o como Magalena (sin "d"), la puta devota de la Virgen del Carmen, me sientan mejor que un té de Valeriana o un jarabe de ajolote. Me resulta más efectivo que cualquier remedio milagroso, de esos que no cesan de anunciar en la televisión, personajes como don Anónimo, quien con escoba y pala en mano barre todo el día el desierto con su silbidito de loco. Incluso, me alivia y reconforta el personaje de Sinforosa, la gallina que sólo pone huevos de doble yema, única e improbable beneficiaria del solitario milagro de este polvoriento Cristo que apesta "a orines de zorrillo". Con novelas como ésta es posible sobrevivir entre el remedio agotado y la próxima cita al médico. Probablemente un milagro más del Cristo de Elqui.

miércoles, 21 de julio de 2010

Absolución

Al igual que el Salieri de Milos Forman, me erijo en el vocero de todos nosotros, los millones y millones, la horda de los mediocres, y ante el silencio de quien debe hacerlo, me atribuyo el poder para anunciarles que sus pecados están perdonados. El talento creador le fue otorgado a unos pocos elegidos, a un puñado de seres tan impíos como el resto de nosotros, sin mayores explicaciones. A nosotros sólo nos queda nadar en el lodo de la mediocridad. Que así sea.

miércoles, 7 de julio de 2010

Mi tipo de héroe

Los actuales héroes del balompié son modelos metrosexuales que son más valorados por su poderío para generar ventas millonarias que por sus hazañas dentro del campo de juego. ¿En qué momento se nos jodió el fútbol?
En la década en la que yo nací, el héroe futbolero por excelencia era un tipo rudo como George Best, también conocido como el quinto Beatle. George debutó en el Manchester United a los 17 años y de inmediato se convirtió en un ídolo. Un accidente geográfico lo mantuvo alejado de los mundiales de fútbol y, por tanto, de un trozo importante de la gloria futbolística; George Best nació en Irlanda del Norte. No sólo eso; nació en Belfast en los años en los que los mundiales de fútbol eran torneos de sólo 16 equipos. Best nunca jugó un mundial, pero ganó todos los títulos posibles con el Manchester United, tanto locales como a nivel europeo, y, en lo personal, ganó un balón de oro.
Este rudo irlandés solía desayunar un par de salchichas y un tarro de cerveza. Un pequeño detalle es que Best tenía tanta afición por las fiestas como por el fútbol. Siempre se le vió rodeado de bellas mujeres, en plural. Existen anécdotas que cuentan que los propios empleados de servicio a cuartos del hotel donde estaba en concentración antes de un partido, le pedían a Best que cortara la fiesta. Los empleados, fanáticos del Manchester United, corrían a las mujeres de su habitación y le retiraban las botellas de alcohol de su habitación a altas horas de la noche. Unas horas después, George Best salía a la cancha y definía los partidos para el Manchester con sus increíbles goles. Quizá ninguna frase define a George Best como la que él mismo dijo, ya enfermo y en el retiro definitivo de las canchas: "La mayor parte de mi dinero lo gasté en alcohol, mujeres y autos. El resto lo desperdicié tontamente". Después de una cirrosis hepática y un trasplante de hígado, cuando ya parecía recuperado, una infección de riñón terminó la vida de un jugador tan grande como los jugadores míticos del fútbol, pero al que nunca le llegaron de la misma forma los reflectores. Antes de morir envió un breve telegrama a sus seguidores: "No mueran como yo".
Actualmente veo por todos lados a los niños y jóvenes con playeras de tipos como Beckham, Cristiano Ronaldo o Kaká y no puedo dejar de sentir cierta molestia. Esos apellidos son marcas, no héroes del fútbol, me parece a mí. Venden millones de camisetas, como también venden perfumes, ropa o comida chatarra. ¿Dónde están los héroes como el grandioso quinto Beatle?¿En qué momento se nos jodió el fútbol?

lunes, 14 de junio de 2010

El ruido y la furia

Tomorrow, and tomorrow, and tomorrow
Creeps in this petty pace from day to day
To the last syllable of recorded time,
And all our yesterdays have lighted fools
The way to dusty death. Out, out, brief candle.
Life’s but a walking shadow, a poor player
That struts and frets his hour upon the stage,
And then is heard no more. It is a tale
Told by an idiot, full of sound and fury,
Signifying nothing.
Macbeth (V.v.18–27)


De William Shakespeare, Faulkner del mismo nombre aprendió que la vida es una historia platicada por un idiota; una mala obra de teatro interpretada por un mediocre actor a quien nadie hace caso; una historia que no significa nada. Con este argumento, la vida es un cuento "told by an idiot", William Faulkner nos regala a los lectores una historia contada por un débil mental. La novela se llama The sound and the fury y en español se ha traducido como El ruido y la furia. Esta es la primera novela de Faulkner ubicada en el imaginario condado de Yoknapatawpha. Después vendrían Mientras agonizo y ¡Absalón, Absalón!, entre otras.
Supongo que eso hace a un gran escritor. Leer a los clásicos, tomar un par de líneas brillantes, crear una historia a partir de esa chispa creativa y fundar un nuevo clásico.
Ante desgracias de proporciones casi apocalípticas, como la de Haití y ante hechos que reflejan la brutalidad humana como el holocausto, los seres humanos deberíamos evaluar si acaso no es mejor dejar de lado las cavilaciones teológicas y la búsqueda de sentido para ocupar el tiempo para releer a los clásicos.

miércoles, 26 de mayo de 2010

Francisco de Quevedo

Con maestría, Francisco de Quevedo describe la experiencia de la lectura. Y al conversar con Quevedo a través de estos versos, se produce una experiencia estética, uno de esos escasos momentos en los que la vida se sublima.

"Retirado en la paz de estos desiertos,
con pocos pero doctos libros juntos,
vivo en conversación con los difuntos
y escucho con mis ojos a los muertos."

miércoles, 17 de marzo de 2010

El tambor de hojalata

Al igual que Harry Potter, el pequeño Oscar Matzerath hace magia. Magia con su tambor de hoja platinada con el cual evoca el pasado y hace llorar a la gente. Magia con su voz. Voz “vitricida” que resulta un don tan extraño como maravilloso. Una herramienta que Oscar aprende a utilizar para elevarla al nivel de un verdadero arte.
Harry Potter, el personaje de Joanne Rowling, no es un Dursley, no es un simple muggle, a pesar de vivir con esta familia. Harry está un escalón -quizá varios escalones- por encima de un Dursley. Harry es un orgulloso Potter. De igual forma, Oscar no es hijo de Alfred Matzerath. Oscar es un Bronski, al menos eso es algo de lo que Oscar está seguro. Sus bellos ojos azules así lo confirman. Oscar es un Bronslki, y es, además, un orgulloso Koljaiczek antes que un Matzerath. Pero la vida lo condena a vivir con una padastro que le hereda el apellido Matzerath.
Cualquier adolescente se siente identificado con esta situación. La búsqueda de la individualidad que te lleva a sentir que no eres más parte de la familia que te vio crecer. Los primeros ensayos con tus alas para dejar el nido y para empezar una vida propia. Saber que con esos retoños de alas se puede hacer magia, que ahora eres indestructible y que, a pesar de que nadie te comprende, algún día todos sentirán admiración por tí.

Sin embargo, los jóvenes que leen con avidez a Harry Potter no leen después a Günter Grass. Vamos, no leen a Julio Verne, no leen a Emilio Salgari, ni a Dickens. No leen a Robert Louis Stevenson, ni a Agatha Christie ni a Swift. Esto es extraño. Extraño y triste. Ningún experto se explica este fenómeno, pero es así. El pequeño Oscar Matzerath sigue buscando sus lectores al compás de su tambor de hojalata.

jueves, 4 de marzo de 2010

Tu es petrus

Es oficial. La extinción de los dinosaurios sobre el planeta se debió a un asteroide que golpeó la tierra hace unos 65 millones de años. Un grupo de 41 científicos de diversos países llegó a esa conclusión después de evaluar toda la evidencia científica que se acumuló a lo largo de los últimos 20 años, cuando nació esta hipótesis. El asteroide, de unos 15 kilómetros de diámetro, golpeó en lo que hoy día conocemos como península de Yucatán.
Los que saben de esta materia, aseguran que tras el impacto, la atmósfera se cubrió de cenizas, lo cual impidió el paso de la luz solar durante un largo tiempo. Esto trajo una era glacial, la desaparición de la flora y de más del 50% de las especies vivas sobre el planeta, incluidas todas las especies de dinosaurios.
Lo sorprendente de esto es que gracias a este cataclismo se favoreció el desarrollo, y el dominio sobre el planeta, de una nueva especie: los mamíferos. ¿Les dice algo este término? Bueno, especialmente dentro de los mamíferos, empezó el reinado de los primates. Y en específico de una sub-especie de primate que desarrolló en su cerebro una capa cortical adicional: el hommo sapiens sapiens.
Las probabilidades de que un asteroide de más de un kilómetro de diámetro choque con la tierra es bajísima. Como sabemos, ocurre una vez en millones de años. Y sin embargo, sucedió; aquí estamos los improbables seres humanos, frutos del azar. Improbables idiotas que nos creemos dueños y señores de la tierra inhóspita que heredamos.

miércoles, 3 de marzo de 2010

Oscarcitos

Se acerca la entrega de los premios Oscar de 2010. Es tiempo para recordar que, aunque el espectáculo es digno de verse, no debemos abrigar muchas esperanzas respecto a que en realidad resulten premiados, el mejor actor, la mejor actriz, el mejor director o la mejor película. La muy pomposa denominada Academia, la cual debe ser algo así como una sociedad secreta de viejitos, tiene peor puntería que Dick Cheney. En la noche de la premiación suelen pasar casi inadvertidos sus garrafales errores, pero el tiempo suele develar el tamaño de la cagada de estos honorables ancianos.
Ejemplos de estos fallos casi escandalosos debe haber como para escribir todo un libro, pero hace poco escuché este caso y me parece digno de repetir. En el caso de la categoría a la mejor película, nada más y nada menos, tomemos de ejemplo las obras del director Martin Scorsese, quien se ha ganado un lugar en la historia del cine con sus películas.
Pues bien. Resulta que en el año 1976, Scorsese presentó Taxi driver. Si no han visto esta película se pierden de un verdadero clásico. La actuación de Robert de Niro, un joven en aquel entonces, es fenomenal (“are you talking to me?”). El guión de Paul Schader inmejorable. La película ganó, entre otros premios, la Palma de Oro del festival de Cannes. Pero hace falta mucho más que Taxi Driver para impresionar a la academia, sí señor. La ganadora del Oscar a la mejor película de 1976 fue… Rocky (“¡Adriaaaaaan!”) Sin comentarios.
En 1980, Scorsese sorprende a todo mundo con una película en blanco y negro que, curiosamente, se basa en el tema del boxeo. ¿Será que Scorsese, con la experiencia de 1976, se dijo? “a estos pendejos les gusta el box”. El titulo de la película es Raging Bull (Toro Salvaje) y se basa en la vida del boxeador Jake La Motta. La película de Scorsese ganó premios en todo el planeta. La academia quedó sorprendida como para nominar Raging Bull a mejor película, pero otorgó el premio a Ordinary people (Gente como uno). Vamos, Ordinary People no es una mala película, yo la vi en aquel entonces y me pareció interesante, pero ¿mejor película del año? No way Jose.
En 1990, Scorsese nos deleitó con Good Fellas (Buenos muchachos). Nuevamente Scorsese nos regala una película de alta calidad, de aquellas que tienen el sello de la intemporalidad. Good Fellas es un duelo de grandes actuaciones, todas bajo el mando de un director con mucho oficio. La película fue nominada a mejor película, pero la ganadora en esta categoría fue -no se ría por favor- ¡Dances with wolves! (Danza con lobos). Ni cómo ayudar a estos geniales académicos.
Seguramente, rojos de vergüenza, si es que la conocen, en 2006, los vencidos miembros de la academia -antes del Viagra-, decidieron premiar a Scorsese. ¿No podría haberle dado un Oscar a su trayectoria un año después? No señor, el jurado decidió nominar y premiar como mejor película, bajo el principio del derecho romano at ovum (a güevo), a The Departed, que es por mucho el trabajo menos brillante de Scorsese. Y claro, despojaron del premio a cuatro películas contendientes que, de acuerdo a los entendidos, merecían más el premio que The Departed. Una raya más al tigre. Ese año se quedaron si Oscar películas como Little Miss Sunshine, Letter from Iwo Jima, The Queen y Babel.
Repito, si no hay nada mejor que hacer habrá que ver la ceremonia de entrega, pero no nos hagamos ilusiones. Los grandes señores de la academia harán su acostumbrado desastre. Al tiempo.

jueves, 25 de febrero de 2010

Nightmare

He descuidado tanto mi dieta últimamente que un día de estos voy a reventar como un sapo. Cuando esto suceda, la masa sanguinolenta de casi ochenta kilos impactará el parabrisas de los camiones de carga que circulan sobre Río San Joaquín. Bestias mecánicas de carga cuyos choferes, al frenar con motor sus enormes máquinas, me despiertan sobresaltado todas las madrugadas en medio de un estruendo. La explosión de mi cuerpo provocará tal sorpresa a las bestias, y el impacto visual será tal, que, después de derrapar varios metros, terminaran recostados, máquina y auriga, sobre el pavimento, ahogados en un amasijo de color rojo. Amasijo que seguirá su marcha sobre circuito interior, tomará la calzada Zaragoza y la autopista a Puebla. Subirá a La Malinche para ver desde lo alto a don Gregorio Chino Popocatépetl y a su amante dormida. Bajará corriendo divertido por los arenales, llegará a Puebla y visitará la cancha de tierra del Salesiano, áspera como una lija, y la cancha de pasto de la empresa Magatex, suave como una alfombra. Llegará hasta el Instituto Oriente y en las canchas uno y dos correrá por última vez, y extrañará el aroma a anís de la cancha tres, que ha sido destruida. Quizá visite la UDLA, sus aulas y sus canchas de fútbol. Terminará su camino en algún lugar de Cholula, donde finalmente se sentirá cómodo, este increíble amasijo, como el toro de lidia que muere pegado a las tablas, buscando la querencia.

martes, 23 de febrero de 2010

Grandes comienzos

"En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor”.

"Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevo a conocer el hielo".

“Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo. Mi madre me lo dijo. Y yo le prometí que vendría a verlo en cuanto ella muriera. Le apreté sus manos en señal de que lo haría; pues ella estaba por morirse y yo en un plan de prometerlo todo”.

“Yo soy María Carlota de Bélgica, Emperatriz de México y de América. Yo soy María Carlota Amelia, prima de la Reina Victoria de Inglaterra, Gran Maestre de la Cruz de San Carlos y Virreina de las provincias del Lombardovéneto acogidas por la piedad y la clemencia austriacas bajo las alas del águila bicéfala de la Casa de Habsburgo. Yo soy María Carlota Amelia Victoria, hija de Leopoldo Príncipe de Sajonia-Coburgo y Rey de Bélgica, a quien llamaban el Néstor de los Gobernantes y que me sentaba en sus piernas, acariciaba mis cabellos castaños y me decía que yo era la pequeña sílfide del palacio de Laeken. Yo soy María Carlota Amelia Clementina, hija de Luisa María de Orleáns, la reina santa de los ojos azules y la nariz borbona que murió de consunción y de tristeza por el exilio y la muerte de Luis Felipe, mi abuelo, que cuando todavía era Rey de Francia me llenaba el regazo de castañas y la cara de besos en los jardines de la Tullerías. Yo soy María Carlota Amelia Victoria Clementina Leopoldina, sobrina del Príncipe Joinville y prima del Conde de París, hermana del Duque de Brabante que fue Rey de Bélgica y conquistador del Congo y hermana del Conde de Flandes, cuyos brazos aprendí a bailar, cuando tenía diez años, a la sombra de los espinos en flor”.

jueves, 21 de enero de 2010

De pelis

Recientemente leí en la revista electrónica de Letras Libres, específicamente en su blog de cine, un entretenido artículo respecto a las mejores películas de la década pasada. Si, aunque una década es eso, una década sin importar cuándo empieza y cuándo termina, a los seres humanos nos gustan las cosas más fáciles. Por ello, se considera que en 2009 se cerró una década que empezó con el año 2000. Regreso al tema que me ocupa. El artículo consiste en la opinión de varios conocedores de la industria del cine respecto a su elección como película de la década. Siempre será subjetivo este tipo de ejercicios, pero no dejan de ser interesantes. Interesante es que para uno de estos “jurados” la mejor película de la época sea UP de Pixar. En mis tiempos, los conocedores de cine votaban por alguna aburridísima película Checa que habían visto en algún festival en La Habana. Este mismo sujeto opinó que Wall-E, también de Pixar, tiene mención honorífica en las películas de la década. ¿Tiene ocho años este votante? No lo creo. Las dos películas que menciona son buenas películas, pero el resto de los jurados se le fueron a la yugular por elegir películas animadas. Otro jurado eligió 25th Hour, de Spike Lee. También fue criticado pero otro jurado le reconoció su valentía por haber elegido dicha película. ¿Valentía? No he visto la película, pero valentía se necesita para chutarse una película de los hermanos Ahumada (los hermanos Almohada). Tuvieron menciones en esta selecta lista películas como Amores perros, Hedwig and the Angry Inc, Eternal Sunshine of the Spotless Mind, Hable con ella, La vida de los otros (Das Leben der anderen) y The Departed.
Mientras escribo estas líneas intento decantarme por una película que, en mi opinión, merezca el título de “película de la década”. Es terriblemente complicado. Sería injusto mencionar sólo una. Pero además me resulta increíblemente difícil seleccionar tres… cinco títulos. ¿Puedo mencionar diez?

Me parece muy propia la pregunta de uno de los involucrados en el ejercicio de Letras Libres. Si una persona hubiera despertado ayer de un estado de coma de diez años ¿qué película la llevaría a ver? Así que, como preguntaban en aquellos viejos programas de radio, ¿usted por quién votaaaa?

jueves, 14 de enero de 2010

Modas

Siempre he desconfiado de las modas. Pero claro, me he dejado arrastrar de vez en cuando por algunas de ellas; vamos no soy un anacoreta. Sin embargo, aun cuando sucumbo ante las modas, la desconfianza sigue ahí, escondida, algo tímida, pero siempre presente.
Hace unos pocos años que, al menos en México, empezó una moda por ¿cómo decirlo?... un revoltijo, un mazacote en el que van inmersos, entre otros, los siguientes elementos: trivialización de la metafísica, filosofía oriental barata, medicina alternativa de dudosa procedencia y una nueva generación de profetas, iluminados y sanadores milagrosos (sana, sana colita de rana, si no sanas hoy, sanarás mañana). Tras de todo ello, las masas. Temo y desprecio a las masas, decía Toqueville. No le faltarían razones.
Un conocido me habla maravillas de un profeta, un maestro. Cuando investigo un poco acerca de este personaje me entero que en vida tuvo una colección de más de noventa autos de marca Rolls-Royce. Mi conocido lo considera un maestro y yo estoy de acuerdo. La diferencia es sólo de enfoque. Mi conocido, el chavo del Osho, considera a este persona un guía espiritual. Yo pienso que era un genio de la mercadotecnia y que, en todo caso, podría haber sido mi consejero en materia financiera. Lástima que ya se nos murió.
Cuando le manifesté mis dolencias a otro conocido me recomendó la flores de bach. Asistí a consulta con un iluminado. Tocata y fuga; de Bach me quedo con la música, no con las flores. Este "iluminado" me cobró más caro que un neurocirujano y no me curó de nada.
Cuando otro amigo se enteró de mis males, me dijo sin dudarlo que tenía que ir con su maestro para que alineara mis chakras. Presa de la desconfianza y para salir del paso, le pregunté a esta persona si la palabra "chakra" era en hindú el equivalente de chancro, porque de otro modo no estaba interesado. Creo que perdí su amistad para siempre.
Mi amigo, el chavo del Osho, me dice que el secreto para no enfermar consiste en pensar correctamente. Todas las enfermedades nos las provocamos nosotros mismos, me informa mi amigo. "¿Incluso el cáncer?" pregunto incrédulo. "Especialmente el cáncer, es puro odio y rencor guardado en tu ser". Joder, el premio Nobel de medicina ya debe tener dueño para este año, o quizá el próximo. Y ya ni hablar del reiki, de las constelaciones familiares y de tantas otras técnicas de moda que han llegado para acabar con la infelicidad de la gente, aunque sea a costa de incrementar su imbecilidad.
La nueva masa de católicos-newage, apostólicos-chamanes y romano-orientales, también son fieles creyentes de algo que algún iluminado descubrió recientemente. Se llama ley de la atracción. Y no, no tiene mucho que ver con Isaac Newton. En términos muy simples, de acuerdo a esta ley, aquello en lo que más piensas es lo que atraes a tu vida. Una actitud positiva es prácticamente suficiente para atraer cosas buenas a tu vida. Así que ya lo sabe; aunque la mierda le llegue al cuello, no pierda esa linda sonrisa, no sea pendejo. ¿Acaso se quiere morir de cancer?

sábado, 2 de enero de 2010

2009

Asumir que hace unos días se terminó un año y comenzó otro es relativo, culturalmente hablando. Esto del "año nuevo" es cierto apenas para un tercio de los seres humanos sobre este planeta. El año nuevo Judío, el año nuevo Musulmán y el año nuevo Chino son en otra fecha distinta a la que celebramos en las culturas occidentales (con calendario gregoriano) nuestro año nuevo.
Pero yo no soy Judío, ni Musulmán y, aunque tengo el pelo chino, no sigo el calendario de los Chinos. Así que algún calendario tengo que tomar para hacer un balance en la vida. De modo que para mí, hace unos tres días se cerró un año y comenzó otro.
El año que recién terminó fue muy intenso. Pero no pienso aburrirles con mi vida personal. Me centraré en mi experiencia como lector. El año 2009 significa el año en el que, por fin, crecí como lector. Creo que ese es un buen resumen del año: crecimiento como lector.
"Los demasiados libros" se llama un libro de Gabriel Zaid en el que da cuenta de la gigantesca producción editorial de cada año y de la imposibilidad de seguir el paso a esta maquinaria que no para de vomitar libros. La oferta es monumental y el tiempo disponible es limitado. ¿Cómo invertir el tiempo limitado que tenemos para obtener un buen rendimiento? ¿Qué es lo que vale la pena leer? Probablemente la mayoría de los lectores quedan perdidos en esta selva de libros. Los que no se pierden, eventualmente, encuentran su propio camino. Otros muchos se concretan a seguir la senda que les marcan llamativas flechas de luz de neón que conducen al aburrido camino de "los más vendidos"; sin duda una puerta falsa.
El año pasado he leído alrededor de 35 libros, pero la cantidad es sólo anecdótica, lo importante es que me parece haber encontrado algunas pistas que llevan a las respuestas de las preguntas antes enunciadas. Sería demasiado presuntuoso de mi parte hacer cualquier recomendación al respecto, pero, en mi caso, he dado con una obviedad; el tiempo ayuda a peinar el terreno. El tiempo es el único que no se equivoca. ¿Un método demasiado conservador? Seguramente, pero a mi edad no me puedo dar el lujo de perder demasiado tiempo. Tendré que caminar sobre la senda más frecuentada, la más segura, la de más fácil acceso. Algunas veces me apartaré del camino para explorar nuevos terrenos, pero, en general, intentaré perseverar en la senda de los clásicos.