sábado, 18 de diciembre de 2010

Blue Monk

Mientras escribo estas líneas suena como fondo musical la pieza Blue Monk, composición de ese genio del jazz que fue Thelonious Monk. Creo que si tuviera otro hijo varón le pondría así en su honor; Thelonious. Es curioso, pero este golpeteo errático de mi teclado es similar al estilo con el que Thelonious hace sonar el suyo. Incluso, la forma en que muevo con ansiedad la pierna puede compararse con el obsesivo movimiento del pie derecho con el que Monk marca el compás de lo que interpreta al piano. Lamentablemente, los resultados son disímbolos. Mientras que el lastimero golpeteo de mi teclado proviene de la falta de entrenamiento formal para la mecanografía, el golpeteo de Monk proviene del dominio del instrumento y las posibilidades casi infinitas que el artista percibe ante sí. El teclado de Monk produce una obra de arte incorruptible al paso del tiempo; el mío sólo agrega líneas mediocres a este blog que se pudre al aburrido compás del tic-tac.

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