sábado, 31 de julio de 2010

De religiones y cosas peores

¿Cómo es que un malentendido entre judíos se convierte en la religión de millones de seres humanos sin ningún referente cultural con la cultura judía? Supongo que para eso está la historia, para intentar explicarnos asuntos tan inverosímiles como este. Siempre me pareció una excentricidad que un niño del altiplano mexicano tenga que aprender de memoria las doce tribus de Israel y conocer la descendencia desde Abraham hasta Jesús. Con suerte, este niño rescatará la prédica central del Nazareno "Ama a tu prójimo como a ti mismo". En cambio, no tiene ni puta idea de dónde está situado en el mapa Israel y no logra comprender que una y otra vez se le diga que el pueblo judío es el pueblo elegido de Dios. Que este Dios está dispuesto a hacer llover fuego sobre los enemigos de su pueblo. Lo que este niño del altiplano sabe perfectamente es que él no es judío, que no quiere ver llover fuego sobre su pueblo y que, por tanto, más le vale aprender de memoria estos extraños nombres de gente que vivió hace muchos años en un lugar del planeta que desconoce y que nunca llegará a pisar en toda su triste vida.

viernes, 23 de julio de 2010

El arte de la resurrección

Novelas como El arte de la resurrección de Hernán Rivera Letelier, le sientan bien a mi imaginaria maltrecha salud. Personajes como el Cristo de Elqui, quien igual nos roba una lágrima que una carcajada, o como Magalena (sin "d"), la puta devota de la Virgen del Carmen, me sientan mejor que un té de Valeriana o un jarabe de ajolote. Me resulta más efectivo que cualquier remedio milagroso, de esos que no cesan de anunciar en la televisión, personajes como don Anónimo, quien con escoba y pala en mano barre todo el día el desierto con su silbidito de loco. Incluso, me alivia y reconforta el personaje de Sinforosa, la gallina que sólo pone huevos de doble yema, única e improbable beneficiaria del solitario milagro de este polvoriento Cristo que apesta "a orines de zorrillo". Con novelas como ésta es posible sobrevivir entre el remedio agotado y la próxima cita al médico. Probablemente un milagro más del Cristo de Elqui.

miércoles, 21 de julio de 2010

Absolución

Al igual que el Salieri de Milos Forman, me erijo en el vocero de todos nosotros, los millones y millones, la horda de los mediocres, y ante el silencio de quien debe hacerlo, me atribuyo el poder para anunciarles que sus pecados están perdonados. El talento creador le fue otorgado a unos pocos elegidos, a un puñado de seres tan impíos como el resto de nosotros, sin mayores explicaciones. A nosotros sólo nos queda nadar en el lodo de la mediocridad. Que así sea.

miércoles, 7 de julio de 2010

Mi tipo de héroe

Los actuales héroes del balompié son modelos metrosexuales que son más valorados por su poderío para generar ventas millonarias que por sus hazañas dentro del campo de juego. ¿En qué momento se nos jodió el fútbol?
En la década en la que yo nací, el héroe futbolero por excelencia era un tipo rudo como George Best, también conocido como el quinto Beatle. George debutó en el Manchester United a los 17 años y de inmediato se convirtió en un ídolo. Un accidente geográfico lo mantuvo alejado de los mundiales de fútbol y, por tanto, de un trozo importante de la gloria futbolística; George Best nació en Irlanda del Norte. No sólo eso; nació en Belfast en los años en los que los mundiales de fútbol eran torneos de sólo 16 equipos. Best nunca jugó un mundial, pero ganó todos los títulos posibles con el Manchester United, tanto locales como a nivel europeo, y, en lo personal, ganó un balón de oro.
Este rudo irlandés solía desayunar un par de salchichas y un tarro de cerveza. Un pequeño detalle es que Best tenía tanta afición por las fiestas como por el fútbol. Siempre se le vió rodeado de bellas mujeres, en plural. Existen anécdotas que cuentan que los propios empleados de servicio a cuartos del hotel donde estaba en concentración antes de un partido, le pedían a Best que cortara la fiesta. Los empleados, fanáticos del Manchester United, corrían a las mujeres de su habitación y le retiraban las botellas de alcohol de su habitación a altas horas de la noche. Unas horas después, George Best salía a la cancha y definía los partidos para el Manchester con sus increíbles goles. Quizá ninguna frase define a George Best como la que él mismo dijo, ya enfermo y en el retiro definitivo de las canchas: "La mayor parte de mi dinero lo gasté en alcohol, mujeres y autos. El resto lo desperdicié tontamente". Después de una cirrosis hepática y un trasplante de hígado, cuando ya parecía recuperado, una infección de riñón terminó la vida de un jugador tan grande como los jugadores míticos del fútbol, pero al que nunca le llegaron de la misma forma los reflectores. Antes de morir envió un breve telegrama a sus seguidores: "No mueran como yo".
Actualmente veo por todos lados a los niños y jóvenes con playeras de tipos como Beckham, Cristiano Ronaldo o Kaká y no puedo dejar de sentir cierta molestia. Esos apellidos son marcas, no héroes del fútbol, me parece a mí. Venden millones de camisetas, como también venden perfumes, ropa o comida chatarra. ¿Dónde están los héroes como el grandioso quinto Beatle?¿En qué momento se nos jodió el fútbol?