jueves, 10 de febrero de 2011

El arte de desaparecer

Ten cuidado con lo que deseas porque se te puede conceder. Esto lo había escuchado y leído muchas veces. Es casi un lugar común. Nunca le presté mucha atención. Sin embargo, de unos días a la fecha, la frase suena y resuena dentro de mí; vamos, que se ha convertido en tortura. Y es que llevo años deseando una oportunidad como la del doctor Passavento. Me he dedicado a la lectura de autores como Salinger y Walser. Incluso he intentado copiar, sin mucho éxito, debo decir, al escribiente Bartleby. Preferiría no hacerlo.
De unos días a la fecha he visto como mis correos electrónicos quedan sin respuesta. Las pocas órdenes que doy, a la escasa gente que me rodea, quedan sin ejecutarse. En la calle nadie parece notar mi presencia. Incluso he estado tentado a provocar un choque con otro transeúnte, sólo para comprobar que no soy un ente etéreo. Y este inútil pasatiempo, esta irrefrenable manía por escribir con letra cada vez más pequeña en un blog que nadie lee.

8 comentarios:

  1. Pablo tengo 29 años de conocerte y sabes bien que a pocas personas estimo y respeto como a ti, siempre te he considerado como mi hermano mayor. Me admira el crecimiento literario que has tenido estos últimos años pero a fuerza de ser honesto y con todo respeto, hay personas como yo que ni remotamente nos acercamos a tu nivel cultural. Soy fiel lector de tus publicaciones en el Blog y en el Facebook pero creeme que prefiero abstenerme de opinar pues no me considero a la altura, además, las veces que lo he hecho respondes los comentarios de los demás menos los míos. Créeme que es algo un tanto desagradable pues es como si el que no existiera fuera yo e imagino que tu escribes para retroalimentarte de todos tus lectores, ¿o me equivoco?. No desistas ni alucines, sigue escribiendo y deleitándonos con tu pluma, que además lo haces muy bien y ten la seguridad de que aunque muchos no escribamos algún comentario, eres leído y apreciado por más gente de la que imaginas. Te mando un fuerte abrazo y ¡ánimo!.

    ResponderEliminar
  2. Gracias Miguel. Prometo responder a tus comentarios de ahora en adelante. No suelo contestar a todos y cada uno de los comentarios en el blog. Nada personal.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. Mi Pablo. Te leo de vez en cuando y siempre quiero leer mas, pero el tiempo apenas me da. Cuando seas famoso acuerdate de los que te echamos porras para que siguieras.
    Un abrazo
    Tavo Ibarra

    ResponderEliminar
  4. Gracias Tavo. Un abrazo hasta Pennsilvania.

    ResponderEliminar
  5. Pablo, Pablo ... nunca pienses que es en vano lo que escribes porque te sorprenderias al saber de todo el torrente de emosiones que provocas cada vez que te leo; estoy seguro que no soy el unico que lo siente asi. Ademas, lo que das puede ser mas de lo que recives y si asi es ... me parece que estas teniendo exito!

    ResponderEliminar
  6. Desconozco cuáles, si existen, sean las métricas que tienes para distinguir a un buen escritor de uno malo. Seguramente haya una cima literaria que escalar, y que como dices la práctica y el sudor hacen al maestro. Pero la buena narrativa mueve las emociones. Escritor que entra al corazón, mueve telarañas, despierta emociones, e inspira a la vida, no puede pasar inadvertido. Tu amigo: Luis Incháustegui.

    ResponderEliminar
  7. Luis:
    Muchas gracias por tu comentario. Lo aprecio más viniendo de un viejo amigo y de una persona inteligente como tú (en este caso me consta).
    Saludos.

    ResponderEliminar