martes, 30 de junio de 2009

Thriller

Hacen un esfuerzo, un intento totalmente fallido, por presentarlo como un homenaje. No obstante, la intención que se percibe no es de luto, sino de lucro. El disfraz no sirve. Estamos ante el espectáculo del horror. Estamos ante una disputa entre animales de carroña. Es una lucha por los despojos de un infeliz. Paradójicamente, estos carroñeros son los mismos que lo encumbraron, los mismos que festejaron su caída y que por años sobrevolaron impacientes al herido y vulnerable "freak" que ayudaron a crear. Al fin han aterrizado y están culminando su labor ante los ojos de su estúpida audiencia que no entiende que lo que observa no es un velorio, sino un festín. Que no alcanza a percibir que lo que ve en los medios de comunicación no es la reseña de la grandeza, sino de la miseria del ser humano.
Desgraciadamente, la maquinaria parece funcionar mejor que nunca. Más temprano que tarde otra será la víctima, otra será la historia rentable y nada habrá cambiado un ápice. Al final, los carroñeros, los que ríen como hienas hambrientas, son los ganadores en un planeta en el que nadie quiere darse cuenta de que nos están pasando la misma película una y otra vez. No nos movemos, vivimos en el reino de la inmovilidad. Morimos ciegos ante esta realidad. Nadie escucha. Nadie presta atención. Todos están demasiado ocupados en buscar del mejor lugar para observar el espectáculo.

jueves, 25 de junio de 2009

Joaquín Cortés en Puebla

El público poblano es un toro manso y muy peligroso a la vez. No embiste, no humilla y tira peligrosos derrotes. En cuanto salió a escena, como buen gitano, como gran conocedor de la fiesta brava, Joaquín Cortés se dio cuenta de inmediato. Este toro tardaba en embestir, salía distraído buscando la querencia y volvía contrario tras sus pocas y tímidas embestidas. Joaquín tuvo que meterse a los terrenos de este toro soso. Le gritó, lo enceló y empezó a sacar casi a la fuerza unos pases lentos, pero bien llevados. Pisando siempre los terrenos del toro, "tocó" el pitón del lado contrario al que sostenía la muleta, cruzando por delante de la cara de este toro difícil.
Los años de experiencia de Joaquín Cortés pagaron dividendos. Este toro terminó embistiendo suavemente llevado por la muleta del artista, humillando apenas los suficiente pero con un recorrido largo y armonioso. Joaquín sacó agua de donde no había nada. El público terminó de pie, aplaudiendo al maestro, aun sin entender bien su arte. Aplaudió aquel que nunca había escuchado el nombre de Cortés y que asistió por accidente o curiosidad. Aplaudió aquel que fue al evento porque se siente español. Aplaudió el que ve en Cortés a un símbolo sexual y se cansó de gritar como si se tratara de Ricky Martin. Aplaudió la plana mayor de la BUAP; autoridades que en cada evento de este auditorio tienen que presentarse, aburridos, como parte de un quehacer que tiene mucho más de político que de académico. Aplaudió este público manso y peligroso a Joaquín Cortés, un digno representante del pueblo gitano. Un pueblo que, paradójicamente, es aplaudido en los escenarios y despreciado en las calles por las que camina.

Oriente, Oriente, Oriente!!!


Carlos Gardel, que cada día canta mejor, dice que veinte años no es nada. La generación 1984 del Instituto Oriente, mi generación, nuestra generación, cumplió este junio nada menos que veinticinco años de graduados. Bajo los mismos términos del maestro Gardel, casi nada.
La misa la celebró el padre Luis Arredondo. Estoy seguro que a todos a los que nos dio clases alguna vez el padre Luis, estuvimos recordando durante la misa alguna anécdota divertida. Especialmente cuando en plena misa de pronto se detuvo confundido y preguntó “¿ya rezamos el Padre Nuestro?”; yo que me moría de hambre estuve a punto de contestarle “uuuy padre, ya hasta comulgamos”, para que ya sólo nos diera la bendición. Pero me contuve, y aunque todos nos sonreímos, nos comportamos a la altura con el padre Luis, que sobra decir que es bueno como el pan y muy querido por toda la generación.
En cuanto terminó la misa, empezaron los saludos, los abrazos. La prisa por platicar con quienes hace años que no nos veíamos. Esa prisa por reconocer a los que ya conocemos pero que el tiempo ha cambiado. Si comer no fuera una necesidad primaria del ser humano estoy seguro que nadie habría hecho caso de la sabrosa “taquiza” que nos esperaba. La comida fue sólo un acto de necesidad, una pausa necesaria en el júbilo de todos, que apenas podíamos esperar para platicar, para reír, para abrazar, para tomar fotos, para brindar, para bailar y celebrar la vida.
Alguien comentó respecto a los ausentes en la fiesta: “no los entiendo, está demostrado que estas reuniones, que los buenos recuerdos, generan endorfinas, generan placer”. Pero aun quienes no estaban físicamente presentes, también estaban en aquel salón. Nuestros compañeros que se han adelantado en el camino y quienes por algún motivo no pudieron asistir, todos estaban ahí. Todos presentes en las anécdotas, en los recuerdos, en los videos proyectados, en las memorias del Instituto Oriente, esas memorias con las fotos de hace más de dos décadas que todos veíamos con asombro, entre divertidos y azorados por descubrir cómo nos ha cambiado el paso del tiempo. No faltó nadie, todos estuvimos ahí.
Así que las endorfinas volaron por todo el salón, y con ayuda del etanol, faltaba más, aquello fue una fiesta de esas que nunca se olvidan. De aquellas reuniones que se guardan en el corazón, de las que marcan nuestras vidas. Todos peleamos por una hora más de renta del salón y lo conseguimos. Una pelea que marcaba ese deseo de que la fiesta no terminara nunca, una pelea por defender esa vuelta al paraíso, al paraíso perdido de la época estudiantil, de las escasas responsabilidades, de las amistades incondicionales, de los amores eternos, de los sueños y las ilusiones. Casi nada.

miércoles, 24 de junio de 2009

Una rosa para la Virgen

La pequeña capilla estaba a reventar. El calor era intenso. Decidí salir a tomar aire a un pequeño jardín contiguo a la capilla. Estaba ahí sentado cuando llegó caminando un muchacho de unos veinte años. Su caminar era un poco extraño, y movía una mano haciendo un vaivén constante y repetitivo. En voz alta, como si conversara con alguien más, decía para sí mismo "la epilepsia es hereditaria, le puede pasar a cualquiera", después decía algo así como "un balonazo en la cara, a un futbolista le puede dar. La epilepsia le puede dar a un futbolista, le puede dar a cualquiera". Se acercó a la capilla con intención de entrar. La gente que estaba a las puertas de la capilla volteó a verlo con desprecio, como queriendo fulminarlo con la mirada, le cerraron el paso con una actitud que denotaba un "ni te atrevas". El joven retrocedió. Se quedó dando vueltas por el pequeño jardín con su repetitivo rezo. Unos adolescentes que estaban cerca de mí, también prófugos de la misa, comenzaron a murmurar entre ellos, se reían, se burlaban del "espectáculo" que este joven les brindaba. En su ruta aleatoria por el jardín de pronto el joven se acercó hacia donde me encontraba sentado. Ante tanta enemistad manifiesta hacia su persona intenté demostrar una actitud contraria. Le sonreí. De inmediato se detuvo. Me dijo:
-¿Sabe que la epilepsia es hereditaria?
-No, lo sabía ¿pero estás seguro de eso?
-Eso me dijeron, que la epilepsia es hereditaria, pero ¿sabe?, le puede pasar a cualquiera, incluso a un futbolista.
-Sí, estoy seguro que sí.
En eso reconocí su rostro y le dije:
¿Oye, no te he visto en el deportivo Español?
Una sonrisa se le dibujó en su rostro.
-Si, voy todos los días a "jalar", a hacer pesas.
-Claro, ya decía yo que te había visto en algún lugar.
¿Cómo te llamas?
-Mario
Me extiende la mano con una sonrisa.
¿Y usted?
-Yo me llamo Pablo. Háblame de tú, no me gusta el "usted".
En eso noté que el joven lleva una rosa roja en la mano derecha.
¿Y esa rosa para quien es Mario?
-Para la Virgen. Le traigo una flor todos los días. Le rezo y le pido por mi familia y le pido que me permita encontrar una mujer con la que me pueda casar. Tener hijos no, porque la epilepsia es hereditaria. ¿Sabía que la epilepsia es hereditaria?
-No, no lo sabía Mario. Escucha, ¿por qué no te sientas aquí conmigo en lo que termina la misa? Está lleno de gente, cuando termine puedes pasar a ver a la Virgen, sólo faltan unos minutos.
-Si, es buena idea. ¿Sabes? en el puente de la calle de los Ángeles vendo galletas de avena, yo mismo las hago. Son muy sabrosas. ¿Cuando pases por ahí me compras unas galletas?
-Seguro que sí Mario. Te lo prometo. Pero, exactamente ¿en dónde es ese lugar?
Y así pasan dos o tres minutos de alegre, relajada plática.
-¡Mira Mario! la misa ya terminó, aquí viene toda la gente, ya puedes entrar a la capilla.
-Si, voy a dejarle la rosa a la Virgen y voy a rezar. Adiós, mucho gusto Pablo.
-Mucho gusto Mario. Cuídate.
Un apretón de manos y una sonrisa en el rostro de ambos. Mientras tanto la gente sale de la capilla, elegante, altiva, con sus consciencias limpias. Caminan seguros de sí mismos, con la convicción que les otorga el reconocerse como grandes cristianos que cumplen cabalmente las enseñanzas de "nuestro señor". Yo me quedo sentado, intentando hacer un brevísimo inventario de las cosas en esta vida que me ayudan a contener un poco el asco.

lunes, 22 de junio de 2009

Junio 22

Con mi cumpleaños huye la primavera, se va el color, se apaga el calor. Con mi cumpleaños llega una lluvia constante, terca, pertinaz. Llegan los días grises, llega el cielo que no quiere escampar. Con mi cumpleaños llegan las tardes de desasosiego, los vientos de tormenta, los relámpagos, el estruendo, el miedo. Mi cumpleaños: Eros y Tánatos en su eterna lucha.

domingo, 21 de junio de 2009

Feliz día del padre de parte de Irvine Welsh

Algunas de las líneas de la novela "Trainspotting" de Irvine Welsh, que años después fue llevada a la pantalla en forma magistral.

Choose life. Choose a job. Choose a career. Choose a family. Choose a fucking big television, Choose washing machines, cars, compact disc players, and electrical tin openers. Choose good health, low cholesterol and dental insurance. Choose fixed- interest mortgage repayments. Choose a starter home. Choose your friends. Choose leisure wear and matching luggage. Choose a three piece suite on hire purchase in a range of fucking fabrics. Choose DIY and wondering who you are on a Sunday morning. Choose sitting on that couch watching mind-numbing sprit- crushing game shows, stuffing fucking junk food into your mouth. Choose rotting away at the end of it all, pishing you last in a miserable home, nothing more than an embarrassment to the selfish, fucked-up brats you have spawned to replace yourself. Choose your future. Choose life...

viernes, 19 de junio de 2009

El traje nuevo del emperador

En el cuento de Hans Christian Andersen es sólo un iluso emperador, fácilmente engañado. Pero en la vida real todos vamos desnudos. Deberíamos ocultarnos, tratar de pasar inadvertidos, apreciar el recato. Todo lo contrario. La regla general es la falta de pudor. Nadie se esconde, nadie quiere pasar desapercibido. Y en medio del caos impera el exhibicionismo de los más estúpidos. No pierden su pose de alto ejecutivo, gran político, empresario modelo o diva intelectual. En su papel de grandes señores, cegados por la estulticia y por las luces del escenario donde actúan ante un mediocre público, van todos desnudos incapaces de darse cuenta de su verdadera condición. ¿Es que alguien puede detener este circo del ridículo?, ¿es que nadie entendió la moraleja del cuanto de Andersen?

jueves, 18 de junio de 2009

Se habla espanol

El castellano, popular y equivocadamente conocido como "español", es un idioma que no debe ser nada fácil de aprender para un angloparlante. Las reglas de conjugación de los verbos, por poner un ejemplo, son bastante más sencillas en inglés que en castellano. Admiro el esfuerzo de quienes, teniendo como lengua materna el inglés, se lanzan a la tarea de aprender un idioma como el castellano. No sólo por la dificultad que ello implica sino porque denota una actitud diferente a todos aquellos que piensan que el resto del mundo es el que debe aprender inglés.
Hoy por la mañana intercambiaba opiniones sobre la economía mundial con un amigo norteamericano, trader en Nueva York, a través del "messenger". Mi amigo está aprendiendo español y le gusta practicar el idioma conmigo. Hoy opinó que la economía y los mercados "no trabajan bien, especialmente en la futurita". La futurita, por supuesto, es "el corto plazo". Yo sé que hice mal, pero no tuve el valor para corregirlo.

miércoles, 17 de junio de 2009

Ars longa, vita brevis



A mi hermana Concepción siempre le llamamos de cariño Coca, pero creo que ahora prefiere que le llamen Cony. Coca fue la bisabuela, Coca es mi madre y Coca es, o fue, mi hermana, todas Concepción. Y bueno, Cony rompe con esa cadena, quizá era tiempo.
Mi hermana Cony estudió actuaría en la UNAM, pero siempre tuvo el gusto por las artes en general y por la pintura en particular. Las matemáticas, las artes y la filosofía son tres subconjuntos que tiene elementos en común, se tocan en los extremos.
Cony ha tomado clases, ha dado clases y ha pintado desde hace muchos años. Hasta la fecha sigue pintando y según yo, quizá una opinión sesgada por el cariño que le tengo, cada día pinta mejor. Y para muestra baste, no un botón, sino un diente de león (y una libélula, aunque no rime).

martes, 16 de junio de 2009

Tía Carlota

Tenías ese gen locuaz, que desconozco si a la familia nos viene del lado Morales, o importado desde Locarno, hasta donde fuiste a buscar y, aparentemente, descubriste los orígenes de tu amado papacito Capistrán. Locarno, de donde según tú, obtuvimos ese pequeño porcentaje de sangre europea, “la colita de Capistrani” que, orgullosa, nos atribuías a tus sobrinos y sobrinas.
Quizá ese mismo gen te hizo pintora y pianista, una maestra de más de una generación de poblanos en ambas disciplinas. Alumnos y alumnas llenaron por años las diferentes casas en las que habitaste, donde la sala-comedor siempre estaba convertida en estudio, llena de caballetes y con un viejo piano como protagonista principal.
Manejabas tu auto por las calles de Puebla tal y como manejabas tu vida y tus relaciones interpersonales; de prisa, sin miramientos, directa, sin tacto. Y fuiste el terror de los agentes de tránsito. Como lo fuiste también de alumnos, taxistas, de las novias y los amigos de tus sobrinos y de alguno que otro desconocido que te encontrabas en tu camino. Y sin embargo, quienes de verdad te conocíamos sabíamos que en el fondo de esa dama de hierro estaba “Carlotita”, un ser humano más bueno que el pan, sensible, vulnerable, deseoso del amor de los demás y muy solitario.
Comías con tus "adorables sobrinos” cada lunes, sentada en un pequeño banco metálico, no en una silla, como todos los demás. Nunca entendí ese gesto del banco, el terriblemente incómodo banco, que siempre preferiste para sentarte a comer con nosotros, aun siendo una anciana de más de setenta años. Quizá fue una metáfora de la sencillez y la disciplina con la que siempre viviste.
Navegaste por la vida como un personaje de novela. Todos quienes te conocimos tenemos una anécdota que platicar de algún encuentro con "la tía Carlota". No todas deben ser agradables, pero así eras tú, dejabas una huella en todo aquel que te conocía. En mí dejaste más de una huella. En los atardeceres, justo antes de caer la noche viene a mi mente la frase “todavía hay luz de Dios”, la cual te escuché decir varias veces. Y también te haces presente en mí cada vez que interrogo a uno de mis hijos para conocer el árbol genealógico de algún amigo, cuando le digo a Laura “¿cuáles son los apellidos? los nombres no me sirven”. Quiero saber los linajes, la ascendencia familiar. Me frustra, tal y como a tí te frustraba, no conocer a la familia de las personas que entran a mi vida o la de mi familia.
Con más de ochenta años encima, ese gen locuaz por fin empezó a vencerte. Saludabas al recién llegado en forma seca y preguntabas ¿y tú quién eres? Cuando te mencionábamos nuestro nombre, después de unos segundos, aparecía en tus ojos un relámpago de lucidez y sonreías. Paradójicamente, unos minutos después eras capaz de platicar con lujo de detalle alguna anécdota de tu niñez, allá en Soledad de Doblado, la tierra que algún día te vio partir.
Mis padres cuidaron de ti, como han cuidado de todo el que se deje, hasta el día de tu muerte. El día de tu entierro, la tía Martha Hesperia me observaba insistentemente y casi al finalizar la ingrata faena se me acercó y me dijo: “te estaba observando y me parecía que estaba viendo al abuelo Enrique en persona. Eres idéntico a él”. No recuerdo que contesté, y no sé si la lágrima que derramé era propia, la de tu sobrino, o la de ese otro, tu papá Enrique, quien te daba la bienvenida a tu nuevo estudio.

lunes, 8 de junio de 2009

Lezama Lima

El maestro cubano José Lezama Lima fue ante todo un poeta y ensayista, pero dejó entre sus obras dos novelas de tal calidad que ya pueden ser consideradas como clásicos de la lengua castellana. Se trata de “Paradiso” y de “Oppiano Licario”. Lezama Lima fue un escritor ambicioso. Tenía el talento suficiente como para ello. Se propuso crear un sistema poético del universo que algún día llegara a sustituir a las religiones; como solía decir un estimado amigo: “échense ese trompo a la uña”.
Ayer empecé a leer “Paradiso”, una obra considerada por los estudiosos una novela-poema más que una simple novela. Tal vez cometí una imprudencia. Me metí a una selva de una espesura y verdor inesperados. Lo peor es que me metí con ropa de calle y zapatos. Ahora que no me he alejado mucho, creo que es mejor regresar -si es que encuentro el camino de vuelta- y entrar por segunda ocasión a este sitio salvaje equipado con un machete de buen tamaño, botas, mochila y GPS. La belleza de esta selva es impresionante, pero más vale ir preparados porque no es un lugar para principiantes. Junto a este “Paradiso” del poeta cubano, el pueblo de Macondo y sus alrededores son un paseo de fin de semana para boy scouts. Y que no se mal interprete, la obra del Gabo es fenomenal, un pilar de la literatura en lengua castellana, pero “Paradiso” es un reto a muerte con el lector. Y mientras escribo estas líneas he aceptado el reto. Si no regreso en dos o tres semanas ya no me busquen. Considérenme como un expedicionario más perdido en el sistema poético del universo Lezamiano.

viernes, 5 de junio de 2009

Vidas paralelas

¿Todavía no termino de llegar o no he empezado a partir? De lunes a viernes once horas de oficina, dos horas de lectura en un cuarto de dos por tres metros cuadrados y ocho horas de tentavivas de sueño. Sábado y domingo de familia; esposo, padre, hijo, hermano, amo. Dos realidades paralelas, lejanas una de la otra. Enmedio el abismo. Siempre con la odiosa maleta en mano, el yugo del condenado. La única compañera del errante irredento que intenta conciliar lo inconciliable, que admira y envidia el estoicismo de sus pares, mientras se derrumba inexorablemente.

martes, 2 de junio de 2009

El Golem de Scholem (y de Borges)

Jorge Luis Borges fue un entusiasta lector de los temas relacionados con la cábala judía. “El Golem” es un poema, sólo un ejemplo, que refleja esta fascinación que sentía Borges por la cábala y por los seres mitológicos.
En la mitología judía el Golem es un ser animado creado a partir de materia inanimada. ¿Alguna conexión con el Frankenstein de Mary Shelley? El título de la novela de Shelley nos dice que la autora se inspiró en el mito griego de Prometeo, no en la mitología judía del Golem. Pero de acuerdo a la definición judía, la criatura del Dr. Frankenstein, es un Golem. ¿Es Adán, en el Génesis, un Golem? Fue creado de barro, así que al menos por un momento Adán es un Golem, pero deja de serlo tras el soplo divino de su Creador, porque un Golem no tiene alma y no habla. Así que, ¿cuál opción le gusta más?, ¿somos un primate evolucionado o descendientes de un idiota de barro?, usted elija.
Para los interesados en el tema del Golem, una lectura obligada es la obra del famoso místico y cabalista judío Gershom Scholem, “La Cábala y su simbolismo”. De acuerdo a este autor, el Golem aparece cada 33 años, en una ventana de una habitación sin acceso, la cual se ubica en lo que fue un gueto judío, en Praga. Esta obra de Scholem es la que fascina a Borges y lo mueve a escribir su poema.
El Golem es también el título de una gran novela de Gustav Meyrink. Por supuesto el tema es sobre la leyenda judía, un ser creado de materia inanimada y la ciudad de Praga. Si mal no recuerdo, el ejemplar del libro de Meyrink que tengo en mi intento de biblioteca es una herencia de Gabo, que hace poco más de un año llegó a la casa como Santaclós cargado de muy buenos libros para ponerlos en adopción.
De regreso a Borges y su poema, se dice que los primeros versos de “El Golem” son la clave del nombre de la novela de Umberco Eco “El nombre de la Rosa”, pero es sólo una de varias versiones. Como buen semiólogo, Eco nos dejó varias claves por descifrar en su novela, empezando por el título.
Finalmente, el griego al que se refiere Borges en su poema es Platón -diálogo entre Crátilo y Hermógenes- en donde Crátilo afirma: “El que conoce los nombres conoce también las cosas”.

El Golem
Si (como el griego afirma en el Cratilo)
el nombre es arquetipo de la cosa,
en las letras de ‘rosa’ está la rosa
y todo el Nilo en la palabra ‘Nilo’.

Si el tema es de su interés, pueden buscar el resto del poema. A diferencia del Golem, los libros de Borges se encuentran en habitaciones de fácil acceso.