miércoles, 17 de junio de 2009

Ars longa, vita brevis



A mi hermana Concepción siempre le llamamos de cariño Coca, pero creo que ahora prefiere que le llamen Cony. Coca fue la bisabuela, Coca es mi madre y Coca es, o fue, mi hermana, todas Concepción. Y bueno, Cony rompe con esa cadena, quizá era tiempo.
Mi hermana Cony estudió actuaría en la UNAM, pero siempre tuvo el gusto por las artes en general y por la pintura en particular. Las matemáticas, las artes y la filosofía son tres subconjuntos que tiene elementos en común, se tocan en los extremos.
Cony ha tomado clases, ha dado clases y ha pintado desde hace muchos años. Hasta la fecha sigue pintando y según yo, quizá una opinión sesgada por el cariño que le tengo, cada día pinta mejor. Y para muestra baste, no un botón, sino un diente de león (y una libélula, aunque no rime).

1 comentario:

  1. Concuerdo contigo Pablo. Yo no sé de arte, pero entiendo de emociones (al menos las mías) y creo que cualquier expresión artística debe tener el poder de evocarlas en los expectadores. Las 2 pinturas primero dibujaron una sonrisa en mi rostro porque conozco a la autora y después mi mente viajó...

    Gracias Cony!

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