martes, 31 de mayo de 2011

Ampliación del campo de batalla

Algunos seres humanos encuentran insoportable su tránsito por la vida. Esta es la tesis central del libro Ampliación del campo de batalla de Michel Houellebecq. Estos seres seguramente representan una anomalía genética. El ser humano promedio debe creer que es feliz y exitoso -o al menos aspirar a serlo- y crear descendencia con base en su equívoco. Así está garantizada la continuidad de la especie. Pero estos seres especiales, dotados de una lucidez extraordinaria, no soportan ver su propia vida cara a cara. Perciben que toda la vida se basa en un tonto juego de poder, dinero, miedo y sexo. Y no pueden pretender ser felices en semejante campo de batalla. Maupassant sabía que no había nada más; eso lo llevó a la locura.
A partir de la adolescencia entramos formalmente a este campo de batalla. Yo recuerdo bien mi entrada. La recuerdo como un salto a este río caudaloso de agua fría. Desde entonces no he dejado de mover brazos y piernas, y aunque cada vez más cansado y aterido por el frío, no logro ver todavía la otra orilla.

miércoles, 11 de mayo de 2011

De Edipo a Narciso

Hay algo de la ciencia del psicoanálisis que descubrí recientemente que no me gusta. Freud y otros estudiosos relacionan a la neurosis hipocondríaca con el narcisismo. Yo he sido por años un buen hipocondríaco pero jamás me había visto a mí mismo como un narcisista. He leído recientemente que el paciente hipocondríaco no sólo pone demasiada atención al más mínimo detalle del funcionamiento de su cuerpo sino que suele tener una personalidad centrada en sí mismo, se aisla de los demás, le gusta la intelectualidad y se comporta como un snob. No me gusta. Las verdades ofenden y yo me siento ofendido por verme retratado en esa definición. Ahora no sólo tengo que cargar con el estigma de ser un hipocondríaco sino también vivir con la sombra, con el reflejo en el agua, del guapo Narciso. Salgo de un griego y caigo en otro; joder.