viernes, 12 de noviembre de 2010

Alea jacta est (II)

Las aguas del Rubicón están demasiado frías (a diferencia de Julio César, yo no traigo caballo). Además el enemigo ha herido mi rodilla izquierda. Tras evaluar la situación comienzo mi retirada, de regreso a la orilla desde donde partí hace sólo unos días. A lo lejos veo a la jaiba brava gesticular lo que percibo como probables mentadas de madre. Seguiré informando.

1 comentario:

  1. Con el ejercicio, para evitar achaques, a veces no hay que hacer menos, sino más, y no necesariamente de lo mismo, sino de otras cosas. Y no necesariamente mucho más. Por ejemplo, caminar un poco después de la comida o la cena, no necesariamente diario. Estirar un poco en las noches antes de irse a dormir. Hacer un poco de abdominales o lagartijas en la mañana ciertos días. Irse a jugar boliche, o jugar con la Misha, o practicar tiros de basket de vez en cuando. Etc.

    Es natural tener dolencias cuando empieza uno desde cero después de mucho tiempo. Pero poco a poco el cuerpo se va fortaleciendo, y los achaques disminuyen, y tu cuerpo se empieza a acostumbrar al ejercicio.

    O sea, no todo es "alea" en este asunto. Hay mucho que puedes hacer para "cargar los dados" a tu favor. Hazle caso a la jaiba brava y al resto de la familia (Misha incluida) para subir la motivación.

    ResponderEliminar