viernes, 19 de junio de 2009

El traje nuevo del emperador

En el cuento de Hans Christian Andersen es sólo un iluso emperador, fácilmente engañado. Pero en la vida real todos vamos desnudos. Deberíamos ocultarnos, tratar de pasar inadvertidos, apreciar el recato. Todo lo contrario. La regla general es la falta de pudor. Nadie se esconde, nadie quiere pasar desapercibido. Y en medio del caos impera el exhibicionismo de los más estúpidos. No pierden su pose de alto ejecutivo, gran político, empresario modelo o diva intelectual. En su papel de grandes señores, cegados por la estulticia y por las luces del escenario donde actúan ante un mediocre público, van todos desnudos incapaces de darse cuenta de su verdadera condición. ¿Es que alguien puede detener este circo del ridículo?, ¿es que nadie entendió la moraleja del cuanto de Andersen?

2 comentarios:

  1. Eres un buenazo para laliteratura Pol y esto de tu blog está formidable;Felicidades. Felíz Cumpleaños ayer, un fuerte abrazo.
    recibí tu mail con lo de la fiesta de 25 años de prepa y estoy de acuerdo totalmente contigo.
    Tu brother Manuel Guarnero Furlong

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  2. Maleso,
    Gracias por la visita al blog y por el comentario. Espero que no sea la primera y la última. Regresa de vez en cuando.
    Un abrazo.

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