lunes, 11 de mayo de 2009

De vuelta, después de las vueltas

Ya estoy de regreso de Happyworld. Tenía el reto personal con mis hijos de que me subiría a todos los juegos "extremos". Lo logré, sobreviví. Todavía tengo pesadillas por dos o tres de estos "juegos" diseñados por algún enfermo mental, pero cumplí el reto. El mareo va pasando poco a poco, ahora unas cuantas horas de terapia deberán ser suficientes para dejar atrás las secuelas.
En Happyworld pude constatar un par de curiosidades: Los niños más pequeños, menores de 6 ó 7 años, van ahí porque sus papás están seguros de que estas son las vacaciones de ensueño de sus hijos. La realidad es que estos niños viven dos grandes momentos de felicidad durante su día en Happyworld: cuando llegan y cuando se van. El resto del día se les va en padecer juegos que les inspiran temor y en caminar largas horas bajo un calor de 35 grados centígrados y una humedad relativa del 80%. Pude ver un número considerable de niños llorando por todo el parque, no los culpo.
La segunda curiosidad que pude constatar es que en Estados Unidos -de América- si pesas más de cierta cantidad de kilos, algo así como 140 kilos, eres considerado un discapacitado. Ignoro si eres "legalmente" discapacitado, pero todo el trato que recibes es como tal. Entonces, es curioso observar por todos lados a estas grandes personalidades en carritos eléctricos a los que se les da preferencia para subir a autobuses y juegos por el simple hecho de ser unos marranos. Todos los demás, en castigo por cuidar lo que comemos, tenemos que hacer un fila muy larga. Los marranos suben primero al camión, suben primero a los juegos. Y yo me pregunto ¿ya se dieron cuenta que con estos incentivos cada día van a tener más "discapacitados" en Estados Unidos -de América-? Si estos gordos no caminan en todo el día ¿cómo se supone que van a mejorar su situación? Porque apretar un botón del carrito eléctrico no creo que consuma grades cantidades de energía. ¡Y hay que ver cómo comen en el gabacho! En varias ocasiones yo tuve que pedir que me redujeran la porción de lo que me estaban sirviendo. Los azorados meseros me miraban como si les estuviera pidiendo una hermana, pero es que los postres que se supone que son para una persona parecen como para una familia de cuatro. Es fácil entender porque hay tal cantidad de gente obesa.
En fin, creo que queda claro que Happyworld no es mi tipo ideal de vacaciones, está lejos de serlo. Hacer cuarenta minutos en una fila para ver un juego del pedófilo de Peter Pan no es lo mío. Cada vez que veía el lema de Happyworld, escrito por todos lados, "where dreams come true", yo sólo pensaba "yea, right". A mí no se me cumplió ninguno.

2 comentarios:

  1. guau... Eso de los "discapacitados" me recordó a la película de Wall-e... ¿Si la viste?... igualito. Y bueno, ve el lado positivo, al menos cumpliste el reto de subirte a todos los juegos jaja. Eso es algo que yo nunca haré...

    Mariana.

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  2. No vi la película de Wall-e, pero ahora tengo un buen motivo para verla. Gracias por el comentario Mariana.
    Saludos.

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