viernes, 23 de octubre de 2009

Morir de sed

Hace varios lustros, durante mi infancia, mis hermanos mayores educaron mi gusto musical un poco a la fuerza. Pero gracias a ello conocí, entre otros, a Joan Manuel Serrat ¿quién en su sano juicio puede quejarse de eso? En esas sesiones musicales que programaban los hermanos mayores, escuché también a Facundo Cabral -fecundo cabrón le decía el Loco Valdés-. A Cabral le escuché decir en uno de sus discos, justo antes de entonar una canción, algo así como: "Juan Comodoro buscando agua encontró petróleo, pero se murió de sed".
En 1976, México buscaba agua, el modelo político-económico estaba agotado, pero gracias al pescador campechano Rudecindo Cantarell, el país encontró petróleo. De hecho, encontró el cuarto yacimiento más grande en la historia del planeta. Los cambios de fondo en el país quedaron aplazados por este descubrimiento. No había más una urgencia por cambiar. El discurso político cambió; se dijo que eran tiempos de "administrar la abundancia". Joder con nuestros líderes latinoamericanos, todos muy ocurrentes con la lengua pero igual de pendejos. Ahora recuerdo una frase escrita en un muro en Argentina, en las épocas del cacerolazo "que nos gobiernen las putas porque sus hijos resultaron unos rateros". Esa es la idea.
Rudecindo Cantarell murió en la pobreza, pero en su "honor" el yacimiento fue nombrado con su apellido. Los "Beverly Ricos", los "Beverly Hillbillies", sólo son posibles en países con leyes derivadas de la tradición anglosajona, en donde la propiedad privada es eso, privada. En los países con leyes derivadas de la tradición latina, existe la propiedad privada, pero, al menos en México, la Constitución es clara: El gobierno es dueño de todo y te puede quitar hasta el apellido si así se le da la gana al gobernante en turno, todo en nombre de la "utilidad pública", concepto que no se define en ninguna parte. Por ello en latinoamérica los pobres nacen pobres y mueren todavía más pobres y el día que la mierda valga dinero el gobierno les va a expropiar el culo.
En fin, México encontró petróleo pero hoy día muere de sed. Ciro Gómez Leyva se ha cansado de decirlo: "Esta generación de políticos mexicanos no está dotada genéticamente para la grandeza". Lamentablemente, todo indica que es cierto. Los problemas del país son inmensamente más grandes que el cerebro de estas aves de rapiña.
Uno de los mejores diagnósticos sobre lo que sucede hoy día en el país se publicó hoy en el diario El Universal y su autor es Macario Schettino. No hay peor situación para un paciente grave que un doctor que equivoca el diagnóstico. Todos los días escuchamos diagnósticos sobre los problemas del país. La culpa es del gobierno -como si éste fuera un ente con vida propia-, la culpa es del neoliberalismo -y nadie sabe decir exactamente qué demonios significa esto-, la culpa es de los empresarios, la culpa es de la derecha, la culpa es del PRI, la culpa es...
Leo mis libros para poder vivir, trabajo -como petrolero- para poder sobrevivir. El yacimiento Cantarell produjo hasta 2.2 millones de barriles diarios durante el sexenio de Fox. En el año 2005 empezó su declinación y este año 2009 producirá sólo 650 mil barriles diarios en promedio. La declinación continuará y no hemos encontrado un yacimiento que sustituya a Cantarell. Este yacimiento sustituto probablemente existe en las aguas profundas del Golfo de México, pero no tenemos ni la tecnología ni el dinero para ir por este crudo. Y aún suponiendo que encontremos un gran yacimiento en aguas profundas el día de hoy, no veríamos ni una gota de esa petróleo hasta dentro de 9 o 10 años. Así de complicado es obtener petróleo a dos mil o tres mil metros de profundidad.
Se acabó nuestra vaca lechera, nuestra gallina de los huevos de oro, nuestro oro negro, que más que oro ha sido un veneno. Los cambios de fondo en el país ahora son inaplazables. Pero nuestros políticos hacen el papel de payasos en la cámara de diputados, ese club de caciques locales que sólo representan a sus propios intereses. No se ponen de acuerdo en nada, no toman las decisiones que el país demanda. Eso sí, pelean con todo por repartirse lo que queda del botín. Aves de rapiña, al fin y al cabo.
Para leer a Macario Schettino, pueden dar un "click" aquí.

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