miércoles, 8 de julio de 2009

Libros que me han hecho llorar

No me considero de lágrima fácil. Fui educado en la escuela tradicional en donde los hombres no lloran, al menos en público. Pero los años también tienen su efecto en esta suerte de defensas. La tristeza es un oleaje constante que termina por erosionar la piedra más dura. La madurez es otra parte de la ecuación. Casi todo lo que a los veinte años es una comedia, a los cincuenta es una tragedia. La solemnidad le gana terreno a la idiotez. Estoy seguro que con el paso de los años me será más fácil llorar. El pudor y el orgullo cederán ante el peso de los años.
Probablemente mi caso es el común denominador, pero me doy cuenta que el cine me ha hecho llorar más que la literatura. Supongo que las imágenes y el sonido, una música apropiada, pueden crear más fácilmente el contexto para una lágrima. Aun así puedo contar con los dedos de una mano las películas que me han conmovido al grado de merecer una lágrima. No me sobran dedos, pero los dedos de una sola mano.
Pero el caso de los libros resulta algo misterioso para mí. He leído historias desgarradoras. Novelas, cuentos o poemas que se pueden clasificar de deprimentes. ¿Algunos ejemplos de libros "bajones" como dice mi amigo uruguayo "el manino"? "Opiniones de un payaso" de Böll, "Nueve cuentos sin final feliz" de Chéjov, "La vida breve" de Onetti, algunos pasajes de "Noticias del imperio" de Fernando del Paso, también algunos pasajes de "Los detectives salvajes" de Bolaño. Y tantos otros que bien podrían haberme arrebatado una lágrima. Pero no es común que un texto me haga llorar.
De hecho, en el título de este texto (post), sólo usé el plural de la palabra "libro" para otorgar el beneficio de la duda, porque el único libro que conscientemente recuerdo que me hizo llorar ha sido "El evangelio según Jesucristo" de Saramago. Quizá fue el cruce, el encuentro -¿choque?-entre un estado de ánimo muy bajo y la escena en la que el joven Jesús encuentra a su padre crucificado. Quizá no. Quizá la escena tocó algo en mi subconsciente, no lo sé. Lo único que me queda claro de todo esto es que es más fácil leer con los ojos secos.

4 comentarios:

  1. Creo que yo soy más emocional que tú, pero aún así, creo que los libros en general, como a ti, "me pegan" menos que el cine, y en mi caso, incluso menos que la música --sí, la música a secas, sin letra, de preferencia.

    Quizás es por lo que dices: Si uno llorara por las orejas, tal vez me pondría menos emocional con la música que con los libros. Digo, la llorada desahoga, pero, en efecto, eso perderse el mejor momento de una obra de arte por unas lágrimas, como que no costea :)

    ResponderEliminar
  2. Gabo,
    Tienes razón con lo de la música. Creo que me faltó comentar al respecto. Si tuviera que hacer un ranking de expresiones artísticas que me hacen llorar, en mi caso sería:
    1. Música
    2. Cine
    3. Literatura
    Lo curioso del caso es que no es necesariamente el mismo ranking en cuanto al grado con el que disfruto cada una de estas.

    ResponderEliminar
  3. Estoy en pleno ejercicio de llorar cuando tengo ganas de hacerlo, porque fuí educada en la creencia de que lloran los débiles, los infantiles; hasta ahora me doy cuenta de la enorme falta que me ha hecho llorar. En este ejercicio lloré el jueves pasado al oír y ver tocando el piano a cuatro manos a Paulina y Daniela en el último recital de Pau, en el que por cierto Paulina tocó como nunca. Un punto a favor de la música y las imágenes.

    ResponderEliminar
  4. Concuerdo con tu 'Ránking de expresiones artísticas que hacen llorar', y probablemente sea igual para todos.

    Nunca he llorado con un libro, me gustaría, precisamente porque es mucho más difícil hacerlo que con una película o con una canción.

    En mi caso, los libros que más se han acercado a eso sería 'El Señor de las Moscas' y 'Las Batallas en el Desierto'.

    Con gusto buscaré los libros que te han emocionado, a ver si puedo concordar con alguno.

    Saludos.

    ResponderEliminar