martes, 15 de diciembre de 2009

Equipajes

El grado de estupidez de la gente se mide por el volumen del equipaje con el que viaja. Esta afirmación no es de mi autoría. La leí hace algunos meses y no recuerdo a su autor (probablemente Fadanelli). Afortunadamente, no necesito ser autor de la frase para constatar su veracidad en mis frecuentes viajes; esto es particularmente notorio en épocas vacacionales y en la que nuestros “paisanos” regresan a casa desde los Estados Unidos (de América). A riesgo de ser catalogado, una vez más, como racista y políticamente incorrecto, doy fe de que la frase en cuestión es asombrosamente certera.
Hablando de lo mismo, pero no exactamente de lo mismo, me es muy frecuente constatar la siguiente experiencia: los pasajeros nos formamos para abordar el autobús después de documentar nuestra pocas o muchas maletas. Una dama discute con el personal de la línea de transporte porque no quiere documentar su maleta. La dama considera que su equipaje es suficientemente pequeño para llevarlo con ella, dentro del autobús. La dama, por supuesto, se sale con la suya. Una vez a bordo del autobús sucede lo siguiente:
1. La dama, de 1.50 metros de estatura, intenta levantar su maleta para colocarla en los compartimentos superiores del autobús
2. La dama, hernia de por medio, no logra levantar su pequeña pero pesada maleta. Sobra decir que aunque pudiera levantar la maleta, dada su estatura jamás alcanzaría los compartimentos superiores.
3. La dama busca, con cara suplicante, que algún cristiano le ayude con su tarea.
3.1 (Aquí entre nos, yo me hago más pendejo que Juanito, ex patiño del peje y ahora del caballo Rojas. Y lo hago porque ya me sé la historia y estoy harto de ver el mismo desenlace). 4. Algún “caballero” se apresta a ayudar a la dama sólo para comprobar que la maleta no cabe en los compartimentos superiores del autobús, que, como todo el mundo sabe, son más pequeños que los de un avión.
5. La dama baja del autobús para documentar su maleta justo cuando el autobús ya se apresta a partir.
6. La salida se retrasa para arreglar el desmadre que la dama ha causado. Todos los pasajeros salimos afectados por una afectada.
¿Pero qué pinche necesidad? Habrá que decir, entonces, que la estupidez de la gente se mide por el volumen del equipaje con el que viaja y por el grado de desconocimiento que manifiesta respecto de las leyes más básicas de la física.

2 comentarios:

  1. Ciertamente comparto tu punto con respecto a que es sabio quien viaja ligero. Aquellos con gran volumen de equipaje imponen una externalidad muy grande en los otros viajeros (y lo de la dama en el autobus es ademas de todo necedad), pero quiero decir en defensa de los paisanos, que ellos no viajan asi por estupidez. Ellos son el verdadero Santa Claus. Por muchos anios ya, he compartido con ellos el avion y el autobus en fechas decembrinas y cuando me ataca la ansiedad por las interminables esperas que generan sus equipajes trato de consolarme pensando en que ahi dentro traen munecas, videojuegos, ipods, patines, dvds, y cuanta cosa que se ganaron trabajandole bien duro "de este lado". Habra quien diga que deberian gastar su dinero en otra cosa, pero esa es otra historia. Mi punto nada mas es que no es estupidez que vengan tan cargados, como si es la de algunos pasajeros necios con llevar hasta el perico (y luego llevarlo arriba...)
    Nos vemos pronto, ahi vamos los paisanos!!!

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  2. Quienes viajan con hijos muy pequeños tienen razones de peso para quedar fuera de este subjetivo parámetro. Viajar con un bebé implica cargar un volumen de equipaje similar a quienes van a escalar algún pico en el Himalaya. Fuera de ello, no me siento calificado para exentar a nadie más. Quizá porque mi razonamiento no llega tan lejos como el tuyo. El mío se queda varado en la frutración y el enojo.
    Saludos,

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